sábado, 24 de enero de 2015

Reseña: El Hobbit; La Batalla de los ¿cinco? ejércitos.

He demorado esta reseña todo lo que he podido, pero lo cierto es que desde que la vi el día de su estreno el pasado miércoles 17 de Diciembre (hubo un preestreno el día 16 en el marco de un maratón en el que proyectaron la trilogía completa al que me fue imposible acudir) he albergado sentimientos encontrados respecto a esta película, sentimientos que no hicieron sino crecer cuando la volví a ver el día 20 de Diciembre y el día 15 de Enero.

Como os había comentado en un post anterior, ya el principio prepara para lo que va a ser la película: en vez de Partida y Regreso, título original que aludía inequívocamente a Bilbo, se cambió a La Batalla de los Cinco Ejércitos, mucho más comercial y que además es, a mi modo de ver, una declaración de intenciones, dado que Bilbo prácticamente no participa en la batalla en sí.

Sin embargo, quiero subrayar que en términos generales la película me gustó, a pesar de todos los fallos que tiene como adaptación y como película en sí. Hay unas diferencias tan flagrantes entre la trama de Tolkien y las partes añadidas de Peter Jackson que sólo puedo compararla con una manta cuidadosamente tejida a la que se han cosido malamente retazos de tela de otros colores para intentar hacerla más ancha. Sin embargo, creo que las partes que se respetaron del libro y sobre todo el final, la escena de el regreso a Bolsón Cerrado con la subasta, y el inicio de El Señor de los Anillos desde dentro, desde el punto de vista de Bilbo, acaban por conmover y hacen medio olvidar las chapuzas varias que acaban de verse en la pantalla.

Chapuza es una palabra cruel, y podréis pensar que excesiva, pero no encuentro nada más suave para referirme a la subtrama del triángulo amoroso de Kíli, Tauriel y Legolas, digno de Stephenie Meyer por lo menos. Es tan obvio que sobra; desentona tanto con el resto de la historia que resulta relativamente fácil ignorarlo o por lo menos no tomarlo en serio. Los diálogos son tan tópicos y tan trillados y sobre todo, tan melodramáticos que muchas escenas lejos de conmover rozan la vergüenza ajena.

Ya al empezar, cuando uno aún está procesando que el título es toda la relación con el libro que va a ver, le plantan un primer plano dramático de Tauriel posando y mirando al infinito, entre las llamas de Esgaroth. Un primer plano sin ninguna justificación sin venir a cuento para nada, de un personaje que no debería estar ahí y que ni siquiera tiene sentido que exista.
La quema de Esgaroth y la muerte de Smaug se resuelven bastante bien pero en seguida se sucede una escena absurda en la que Kíli le pide a Tauriel que se vaya con él (me encantaría ver la cara de Dís, su madre, si aparece por casa con una elfa) y cuando ella se niega le entrega el amuleto que le había dado su madre. Legolas los interrumpe y él se marcha dramáticamente (sí, el 70% de la historia de Kíli y Tauriel son miradas dramáticas y poses).

Tauriel -desterrada- y Legolas se marchan a Gundabad, desobedeciendo de nuevo las órdenes de Thranduil y no sin que antes Jackson utilice el elaborado recurso explicar a los espectadores qué es Gundabad haciendo que Tauriel se lo pregunte a Legolas. Porque tiene 600 años y es capitana de la Guardia, pero no sabe lo que es. Juntos se ponen en marcha y llegan rápidamente, suponemos que en menos de un día, pero como tampoco queda muy claro en la película voy a perdonarles que hayan hecho lo que les vino en gana con la distancia.
Lo que no tiene ningún sentido es que una vez que llegan aparezcan los dos subidos a una colina frente a Gundabad, con el sol alto en el cielo (con lo cual aún faltan varias horas para que sea de noche) mientras él le explica que su madre murió luchando allí (ya hablaré más adelante del asunto de la madre de Legolas) y que en la siguiente escena sigan exactamente en la misma posición pero ya sea de noche cerrada y uno de los dos diga “Si vamos a entrar deberíamos hacerlo ahora”. CLARO. Tiene muchísimo sentido que lleguen en una mañana de Esgaroth a Gundabad y que después se pasen 4 horas como mínimo echados delante de la entrada para entrar a un sitio llenos de orcos, los cuales se sienten mucho más cómodos con la oscuridad que con el sol. Bravo, Jackson, estoy impresionada.

Mientras se deciden si entrar o no (su velocidad de decisión se aproxima más a los ents que a los elfos) un ejército de orcos sale delante de sus narices, haciendo que vuelvan a recorrer todo el camino a Esgaroth a su velocidad supersónica para llegar a tiempo. Porque de hecho el ejército de orcos llega rápidamente a través de agujeros

El resto de la película consiste en breves momentos de una impresionante adaptación alternados con escenas carentes de sentido y producto de la mente de Jackson. Ojo, que no estoy diciendo que todo lo que es producto de la mente de Jackson sea malo, ni mucho menos. Hay una escena maravillosa en la cual la locura de Thorin hace que al ver a Bilbo en un pasillo mirando algo a hurtadillas entre las manos, crea –y todos los espectadores con él- que se trata de la Piedra del Arca. Cegado por la rabia le obliga a enseñarle lo que oculta y Bilbo muestra una bellota del jardín de Beorn y le explica que pensaba plantarla en Bolsón Cerrado. Es una escena preciosa desde muchos puntos de vista: por una parte se ve el grado de locura en el que está cayendo Thorin pero a la vez muestra un ramalazo de cordura en el cual es innegable la amistad que le une a Bilbo, el cual ya no es un saqueador a sueldo y a disgusto, sino un amigo con derecho a tal nombre; además teniendo en cuenta el carácter hogareño de Bilbo en el libro y su gusto por la jardinería es totalmente coherente que cogiese la bellota con la intención de plantarla y además muestra el escaso o nulo interés de Bilbo por la Piedra, a pesar de tenerla en su poder.

En cuanto a los personajes, debo reconocer que me gusta lo que ha hecho Jackson con los enanos. En el libro, salvo Balin, Bombur y Thorin y sus sobrinos la mayor parte aparecen mencionados en contadas ocasiones y son meros personajes secundarios sin mucho desarrollo y sin características destacables más allá de l instrumento que tocan y el color del capuchón que visten. Sin embargo, a lo largo de la trilogía los enanos han tenido un protagonismo mucho mayor (en detrimento de Bilbo, pues ha dejado de ser su historia para convertirse en la historia de los enanos, su montaña, su enemigo dragón y sus vecinos –y amados en algún caso- elfos.
También sale ganando el personaje de Bardo, que en esta película adquiere aún más protagonismo que en la Desolación de Smaug y se convierte en un héroe, padre viudo de familia numerosa y líder altruista y desinteresado.

Por otra parte me ofende cómo se ha tratado en esta película a dos personajes que considero muy importantes, Thranduil y Gandalf.

Thranduil en esta película es una dramma queen con todas las letras. Es insoportablemente altanero y desagradable con los hombres de Esgaroth y esto sería tolerable hasta cierto punto, pero lo que es absolutamente intolerable es que tenga esa misma actitud con sus súbditos cuando absolutamente todo lo que hace Thranduil en el libro es para proteger a los suyos, y más aún a su familia, y sobre todo la condescendencia con la que trata a Gandalf constantemente. Una cosa es desoír su consejo y otra muy distinta tratarle como si fuese un charlatán movido simplemente por su amistad hacia los enanos.
En la película se justifica su carácter absolutamente insufrible con la supuesta pérdida de su esposa, que no aparece mencionada en ningún momento en la obra de Tolkien ¿Por qué decide que está muerta? No es tan fácil matar a un elfo, aunque en la obra de Jackson caigan como moscas.
Pero la cosa no acaba ahí: no sólo murió, sino que murió matando orcos en Gundabad. Claro que sí, Jackson. Tiene muchísimo sentido que la reina deje a su hijo en casa y se marche del bosque a matar orcos.

En cuanto al personaje de Gandalf me duele en el alma que Jackson lo haya convertido en un vejete al que absolutamente nadie toma en serio, que es golpeado, ignorado y tratado con condescendencia y es más, se deja. Y más allá del aspecto aún más envejecido (y es que los 10 años que han pasado desde La Comunidad del Anillo, no han pasado en balde) es el envejecimiento “mental” del personaje, evidente en momentos en los que parece que se le va la cabeza.
Creo que parte del problema es que Jackson lo ha convertido en una caricatura y lo ha estropeado totalmente hasta el punto de que no tiene nada que ver con el Gandalf de El Señor de los Anillos; de hecho si (según sus palabras) pretendía hacer que esta película funcionase como un puente entre El Hobbit y El Señor de los Anillos, resulta chocante el cambio repentino del personaje.

Siguiendo con los defectos de la película, se dejan demasiadas tramas sin resolver. Lo más llamativo de todo es que después de darle mucha más importancia a la Piedra del Arca (y a la locura de Thorin, y la batalla y todas esas cosas que son unas pocas páginas en el libro) no se muestre qué pasó con ella. Es decir, aparentemente, a ojos de un espectador medio que no vea la versión extendida (donde tengo entendido que sí aparecerán los funerales de Thorin, Fíli y Kíli) la Piedra del Arca se la queda Bardo, pues es el último al que se ve con ella. O el misterio de los gusanos tuneladores gigantes que aparecen para que los orcos lleguen rápidamente a la Montaña (porque al parecer los orcos no se teletransportan como Legolas y Tauriel) pero emergen al lado de los ejércitos de enanos y elfos sin molestar a uno solo de los soldados, dejan salir a los orcos y desaparecen sin interferir en la batalla, no vaya a ser que maten a alguien.
De hecho, resulta bastante lamentable que en el cine no hayamos podido ver parte de la batalla de los enanos y sobre todo el funeral de Thorin y sus sobrinos y hayamos tenido que tragarnos las escenas lamentables de telenovela de Legolas y Tauriel.

Otra cosa cuanto menos, molesta, es el anacronismo. La inexactitud del tiempo de la película (detalles como los que ya he comentado arriba, que Legolas y Tauriel lleguen de las ruinas  de Valle a Gundabad en una misma mañana pero que pasen del medio día a la noche mirando fijamente la entrada sin decidirse a cruzarla) son eso, meros detalles. No obstante resulta llamativo que una persona que se ha esmerado tanto cuadrar las dos películas que haya pasado por alto el error garrafal de lo que considero la última escena chapuzas de la película: la despedida de Legolas y Thranduil. Cuando uno ha sobrevivido a la muerte de Fíli, que pasa sin pena ni gloria a pesar de ser un personaje entrañable, y la de Kíli ante los ojos de Tauriel, en una escena edulcorada hasta el punto de dar vergüenza, como casi todas las escenas en las que aparecen ambos; cuando uno ha visto la muerte de Thorin (digna de Oberyn Martell), y a Legolas desafiando la gravedad aún más que en las otras cinco películas (sí, es posible), llega el momento de las despedidas y viene La Escena.
En ella, Legolas y su padre se reencuentran tras la batalla y le dice que no puede volver al bosque. (Suponemos que es por Tauriel, pues ha visto que amaba a Kíli, pero es difuso y estúpido teniendo en cuenta que ella está desterrada y además en un momento de la batalla amenaza con matar al rey cuando este trata de retirarse para que no mueran más elfos.) Y Thranduil deja que Legolas su (en principio) único hijo y heredero al trono, además de ser la única familia que le queda (según Peter Jackson) se marche solo por el mundo, no sin antes aconsejarle que vaya en busca de un montaraz, un tal Trancos hijo de Arathorn.

TRANCOS.

Veamos. Trancos es el apodo que le pone a Aragorn Cebadilla Mantecona, el posadero de El Pony Pisador, una posada pequeña en la aldea de Bree. Pueblo pequeño muy, pero que muy lejos del Bosque Negro y en el cual es imposible que haya estado Thranduil, con lo cual es un momento muy estúpido. Pero se vuelve aún más estúpido cuando uno es consciente de que el tal “Trancos” en ese momento es apenas un niño, ni siquiera un adolescente.
Es más, si La Batalla de los Cinco Ejércitos y, más concretamente su final está pensado para ser un puente con ESDLA ¿Cómo se explica que Legolas llegue al concilio de Elrond desde el Bosque Negro enviado por su padre?.

A pesar de todos estos errores, como ya he dicho, en términos generales me gustó la película. Hay escenas que realmente hacen que merezca la pena verla, y personajes que en el libro son más secundarios y que ganan mucho en la adaptación, como ocurre en el caso de los enanos que ya he mencionado y en el de Bardo.
Simplemente sobran todas las escenas inventadas por Jackson y metidas a calzador. De hecho, es algo tan obvio que ya existe un fan edit de la trilogía en forma de una sola película de 4 horas ceñida estrictamente a la novela que ardo en deseos de ver. (Os dejo el link aquí )
Así que mi consejo es que la veáis. Que os recreéis en las escenas buenas y que obviéis las malas. Para bien o para mal, es la última vez que visitaremos la Tierra Media.


O no.


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